Pues la imagen final guardada en jpeg, siempre en srgb.
Por varios motivos, uno que si es para ver en monitor muchos monitores no llegan a mostrar más color que el de srgb, y muchos navegadores dan por hecho que la imagen es srgb.
El otro que el jpeg solo tiene 255 colores por canal, perfiles muy amplios provocaran que el escalonamiento de colores sea poco suave.
Si tu monitor no es bueno y no está perfilado, mejor trabajar en srgb.
Los monitores no tienen perfil srgb. Cada uno tiene el suyo.
Los malejos no alcanzaran ni al srgb, en algunos colores, en otras gamas lo excederán.
Pero al ser el srgb un perfil bastante estrecho, las imágenes en sRGB se verán más o menos bien y sin mucho cambio de color en la mayoría de los monitores.
Pero la cosa es más complicada que eso.
Algunos programas reveladores trabajan en un perfil de color amplio, y sólo lo convierten al perfil de salida al exportar la imagen.
Por ejemplo el Lightroom, trabaja en una variante del proPhoto, con una curva gamma algo distinta de la de ProPhoto.
Otros como el capture One hacen la edición en el perfil asignado a la cámara, pero mostrándote la imagen en cada momento convertida en el perfil de salida, por lo que lo que ves será lo que tu monitor sea capaz de mostrar de ese perfil.
Son varios los perfiles involucrados:
- el perfil de captura, el de la cámara (no es exactamente un perfil, es una matriz encargada de transformar los numeritos en colores del espacio cieLAB, colores reales). La interpretación de esos colores depende del sensor y de la variante escogida (paisajes, retrato, etc).
- El perfil (mejor dicho espacio de trabajo) en que el revelador trabaja la imagen (ProPhoto, AdobeRGB…) que depende del revelador y en algunos casos se puede seleccionar.
- El perfil del monitor que utilizas para visualizar la imagen (será propio del monitor y no coincidirá exactamente con ningún espacio de trabajo, algunos serán SRGB o algo más amplio, otros AdobeRGB o incluso pueden excederlo).
- El perfil de salida, del dispositivo donde se va a mostrar la imagen (impresora o monitor).
En imágenes guardadas para internet, donde no sabemos qué monitor lo va a mostrar, normalmente escogeremos sRGB para asegurarnos que se vea bien en cualquiera y no haya muchos cambios de color.
A partir de eso hay varias formas de trabajar, según cada uno y según el revelador de que dispongamos, cada una con sus características y riesgos:
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trabajar en el perfil propio de captura (o en el más próximo), con la idea de aprovechar al máximo la gama de colores capturados, sin recortar ninguno, y pensando que en un futuro los monitores sean capaces de mostrar muchos más colores.
Como ese espacio será muy amplio, corremos bastante riesgo de generar colores fuera de gama, que no vemos en nuestro monitor durante la edición, y puedan ser bastante diferentes de los que estamos viendo. Habrá que trabajar siempre con los avisos de gama activados.
Como digo hay mucho riesgo de generar colores que no controlamos y no vemos cómo son en realidad. Cuando mejoren los monitores y veamos esos colores, a lo mejor son muy distintos de cómo nosotros lo imaginamos y de lo que estábamos viendo en nuestro monitor actual (verdes eléctricos que ahora se muestran mucho menos intensos, incluso colores inexistentes).
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Trabajar en el espacio más cercano al del monitor. Será la forma más segura de asegurarnos de que no estamos generando colores raros, que los que hay en la imagen son los que vemos en el monitor.
Será recomendable contar con un buen monitor para poder tener una gama tonal amplia.
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Trabajar en el espacio de salida (cuando se sabe el destino de la imagen).
Si es para internet, pues en sRGB. Si vamos a imprimir, pues en el de la impresora.
Con ello aprovechamos al máximo las capacidades del dispositivo de salida, donde se va a ver, y nos aseguramos de no crear colores raros. El inconveniente será que hay que reeditar si a la imagen le damos otro uso.
Además los perfiles de las impresoras y monitores son diferentes, las impresoras muestran colores que no son capaces de mostrar los monitores, y al revés, por lo que lo que vemos en el monitor puede no coincidir bien con lo que muestre la impresora.
Usar avisos de gama ayudará a saber dónde estamos generando colores que nuestro monitor no puede mostrar.
Resumiendo, en esto del color no hay una sola forma de hacer las cosas, puede haber varias correctas según los objetivos de cada uno y del equipo que disponga.
Si uno tiene un buen monitor, trabajar en AdobeRGB puede ser un buen compromiso (el monitor mostrará la mayoría de los colores del perfil) y tendremos una buena gama de colores, bastante más amplia que el sRGB.
Pero habrá que tener el monitor perfilado y vigilar los avisos de gama.
Cuando queramos convertir al espacio final, habrá que vigilar la conversión al espacio final (sRGB por ejemplo) y ver si hay colores fuera de gama en ese espacio (o perfil de impresión) y decidir cómo corregirlos, si los empastamos, si variamos todos los colores de forma que no haya ninguno empastado, etc.
Si uno tiene un monitor malejo que a duras penas alcanza el sRGB y si sus imágenes se van a ver principalmente en internet, igual es mejor idea trabajar en sRGB.
En cualquier caso tener el monitor perfilado siempre es una buena idea, y si uno imprime, disponer al menos de los perfiles “enlatados” de la combinación de tintas y papel que utilice.