L@s que me conocéis ya sabéis de mi tremenda afición por la fotografía social, en especial por los retratos sociales, y si son de gente mayor, mejor. Hoy os dejo un nuevo ejemplo de este tipo de fotos que tanto me gusta hacer porque reflejan un tiempo que nunca va a volver, sobre todo cuando fotografío a personas mayores que por el propio devenir de nuestra naturaleza, tiene su final más pronto que lejos.
A este señor me lo encontré en una feria de un pequeño pueblo de Lugo, Friol en concreto, recién había abierto la feria y la multitud se amontonaba para cazar las primeras piezas mientras que él estaba hierático primero, desorientado o perdido después. No sé si esperaba por alguien, quizás su señora, que todavía no había llegado, pero me dio la impresión de estar un poco desvalido y decidí fotografiarlo. Ahí os va la imagen, espero que os guste como a mí:
Pues este señor no creo que vea nunca la foto ni el post, pero a otros señores del pueblo donde suelo fotografiar en las ferias mensuales y en la feria anual del queso sí que les he impreso alguna fotografía suya, como regalo, y es todo un orgullo ver cómo reaccionan. Con uno de ellos incluso hice amistad, nos invitábamos a vinos de vez en cuando y charlábamos, aunque pertenecemos a mundos distintos. Ahora está muy malito pero su hija, que le cuida, tiene con satisfacción y enorme cariño presidiendo el salón de casa la fotografía que realicé de su padre, no puedo aspirar a más, sinceramente.
Buena expresión quizás de desconcierto. Congelar el lenguaje no verbal, puede dar lugar a veces a confusión, pero en este caso me ha encantado su primer plano, una fotografía muy real