En una escondida variante del Camino de Santiago, la de Baztán, rodeado de menhires, crómlech, calzadas romanas y otras zarandajas, está esta, y alguna otra, joya del románico.
Como podéis apreciar, ya han comenzado a pintar los colores del otoño.
Supongo que cuando salgan mejor, también le echa la culpa al hijo, siempre culpando a los más pequeños.
Pues un pelín más abajo y dirigiendo hacía el arroyo, con el monasterio en la misma posición (que tiene en la foto), hubieras evitado esa claridad de la parte superior derecha, supongo. O con un filtro de esos, tipo gafas de sol.
En fin, creo que el hijo va a superar al padre, solo necesita practicar con una cámara nueva.
Abrazos.
Mola la foto, y a horas intempestivas! Hacía mucho aire? parece que se ven algunas copas como movidas, o a lo mejor es la sensación…
Que la fuerza te acompañe!