Desde la caldera de los Marteles, un sendero con un desnivel de 800 metros conduce al excursionista a la aldea de Tenteniguada, entre los tajinastes y otras hermosas plantas endémicas que deslumbran en la primavera.
Buena luz, mejores colores y esos claroscuros del terreno que siempre me encantan. Lo único, me sobra el factor humano, por llamar demasiado la atención con esos colores. Buen trabajo.
Saludos,
Pere
hola Juan
El paraje es muy bonito los compañeros de afición mejor sin ellos .
saludos