Sin rumbo fijo, paseando para descansar de una ruta motera por los límites entre Catalunya y Aragón, me encontré con esta pintada.
Lo que me gusto fue su simpleza, allí sola, entre humedades y desconchados. La vi en B&N inmediatamente. Pero no…
Esas cosas que nos pasan, cuanto mas la miraba mas se me desvanecía la escala de grises y mas me llamaban esos tonos sutiles. Escuche su voz y así la muestro.
Me gusta mucho la imagen, yo destacaría las diferentes contradicciones que la habitan: el mensaje (que personalmente siempre he percibido como totalitario, pues al “con nosotros quien quiera”, siempre se me impone un “a nuestra -mi- manera”, y, además, está la cuestión de quién y en base a qué define ese “nosotros”) que se supone llama a cierta unión, en un entorno vacío y un tanto deteriorado. Como he dicho, siempre percibo peligro bajo ese mensaje, y justo al lado tenemos la contradicción en forma de carita sonriente, intentando relajar la carga. Por gustarme, me gusta hasta ese cable que cruza por arriba, impertérrito ante la agitación de los “vientos de la historia” que pretende el mensaje.
Perdón por exponer una visión tan particular y que probablemente difiera mucho de la intención, pero quiero decir que me parece una muy buena imagen porque me ha hecho pensar mucho.
Creo que la has leído muy bien, tanto que algunas de las consideraciones yo no las habría advertido sin tus comentarios.
Nota al margen: el mensaje es panfletario y por definición suelen ser totalitarios.
