Parece ser que es moda, pasados unos días de la boda, ir los novios a hacerse una sesión de fotos en lugares “originales”.
Y esto es lo que sucedió una mañana de un mes de mayo.
Andaba yo por esos lares cuando me encontré a esta pareja y a los fotógrafos profesionales en pleno inicio del reportaje fotográfico.
Les pedí permiso para poder sacarles unas fotos y me dijeron que sí.
La cosa empezó muy tranquila paseando por la orilla de la playa.
Pero no sé si por iniciativa propia de los novios o aconsejados por los fotógrafos, decidieron que sería bueno sacarse una fotos en el agua. Y, dicho y hecho: se fueron adentrando poco a poco, si bien es cierto que con alguna reticencia por parte de la novia
Pero el marido, no se sabe si es que quiso empezar ya en ese momento a dejarle claro a su mujer quién es el que lleva la voz cantante en el matrimonio (craso error), la agarró de un brazo y… patos al agua!
La cosa se empezó a poner bastante seria a la llegada de las primeras olas, pero, erre que erre con el reportaje.
Tan seria se puso que ante tal situación y viendo que la novia en ocasiones no hacía pie quedando sumergida en el agua, opté por acabar con mi “sesión fotográfica” y dejar de sufrir.
Me fui tan preocupado por cómo acabaría la aventura, que a la mañana siguiente, lo primero que hice fue buscar en el periódico algún titular parecido a " EL AMOR NO PUEDE CON EL OLEAJE DEL ATLÁNTICO". Pero, no. No había nada al respecto. Con lo cual yo descansé, y ellos ya tenían una aventura para contar a sus nietos.
THE END