La rama de un haya joven en la que conviven hojas en muy diferentes estados de envejecimiento otoñal, desde el verde casi veraniego, pasando por el verde-amarillo, amarillo solo, amarillo-rojizo y rojo-pardo, previo a la caída. Un desvarío de los que me dan de tanto en tanto, sin más. Bueno, en realidad si subyace una razón por la que hago este tipo de fotos que no tienen porqué interesar a nadie: porqué sé que algún día, cuando no pueda transitar esos parajes de montaña que tanto amo, estas fotografías serán mi memoria.
Espero que os guste y gracias por adelantado por aportar vuestra opinión.
Mira que era difícil conseguir volumen y profundidad con ese motivo fotografiado que consiste en hojas colocadas sobre otras hojas . Sin duda que el rojo de las hojas que están en foco te ayudó en tu empeño, pero es que incluso las hojas verdes del primer término aparecen muy bien separadas del fondo.
También a mí me gusta fotografiar hojas, sobre todo en otoño.
Saludos.
Sí Carlos, tienes razón, en estas es fácil que todo se confunda y dar al traste con la intención, de ahí ese f2.8, la distancia de enfoque relativamente pequeña y que seleccionara con paciencia la rama / hojas oportunas (sólo hay 3 hojas a foco, y una ya un poco justa), porque hay que componer siempre (otra cosa es que se logre o guste, claro). El Tamron 17-70mm F/2.8 DiIII-A VC RXD no tiene un desenfoque espectacular ni chipirifláutico, es bastante suave y progresivo y a mí me encanta para cosas como esta. Me alegra saber que a ti también te van las fotografías de hojas y gracias por comentar.
Saludos,
Pere
Esa razón subyacente que comentas es de sobra suficiente para llevarte a casa cuantas escenas de este tipo te apetezcan…
La foto es un fotón en su clase, y lo sabes, bandido…
Que la fuerza te acompañe!
Gracias Jaime. Pues fotos de este estilos, de hojas, suelos, piedras con musgo y otros pequeños detalles (no quiero recordar sólo los amplias paisajes), tengo unas cuantas. Me alegra que te guste y saludos.
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Gracias por comentar Pedro. Saludos.
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Aquí no había gotas, Ernesto, y eso que durante los días que anduve por esas montañas tuve un tiempo de ese que llaman “malo”, con más días de lluvia que despejados. Me alegra que te guste y gracias por opinar. Saludos,
